El comunismo fue desmantelado en
la URSS en 1991. El reino del terror bolchevique feneció ese año después que el
líder soviético Gorbachov se diese cuenta que el sistema solo sostenía los
beneficios de la clase burocrática estatal. El comunismo significa un robo
desde las entrañas de un partido único que dice defender a la clase obrera
cuando en realidad miente y roba a los trabajadores y se intenta apoderar de
las riquezas de los plutócratas en el propio beneficio del partido, en pocas
manos. Se trata simplemente de un cambio de manos del poder político y
económico que debe ser barrido de la faz de la Tierra.
El capitalismo actual financierista y alejado de la economía productiva industrial, depredador,
mezquino y antisocial, es el peligro a batir. Se trata de un sistema también
basado en la farsa de una supuesta libertad, cuando los que tienen dicha
libertad son los amos del mercado, que son cada vez menos personas. El
capitalismo se ha convertido en una economía de casino que hay que desmantelar
por el bien de la humanidad. Si bien, en los años dorados del Estado del
Bienestar que capitaneaba los EEUU, la economía marchaba sobre ruedas y la
clase media ascendió como nunca, que es la clase tractora de la innovación, el
crecimiento y la competencia, parece ser que a los ideólogos del neoliberalismo
les venía bien destruir la macroeconomía basada en la orientación al pleno
empleo, para poder acumular más beneficios a costa del trabajador y el técnico
de una clase media decadente en la actualidad. Por todo ello, nuestra misión es
destruir el capitalismo monopólico financierista de la economía FIRE (Financial, Insurance & Real Estate) antidemocrático, ocasionando que haya una gran
crisis para que surja un descontento social y así se pueda llevar a cabo el
fortalecimiento del estado-nación frente a la locura de la globalización y el
librecomercio, que solo ha traído a un ganador, China, una dictadura férrea y
desafiante que emplea todas sus energías para derrocar nuestro sistema de
pseudolibertades para sustituirlo por el control social del partido único y la
destrucción de nuestro modelo occidental de Estado de Derecho.
Es por ello que debemos pelear en
varios frentes, el nazicomunismo de China y el propio neoliberalismo
absurdo que intenta destruir al Estado Democrático Liberal-Social como ente, que como sabemos, ha propiciado que occidente caiga en manos de países enemigos de nuestro sistema de defensa de las libertades gracias al librecomercio practicado por occidente y un fuerte proteccionismo por parte de China, usando tácticas mercantilistas trasnochadas, lo cual significa echarnos piedras contra nuestro propio tejado. Ningún imperio antiguo ha ganado usando los dogmas liberales clásicos. Muy al contrario, Gran Bretaña le cedió el cetro a EEUU entre 1846 y 1880 cuando dejaron de ser proteccionistas y adoptaron las ideas liberales de Smith y Ricardo. Es decir, en 34 años, Gran Bretaña dejó de ser un imperio por abrirse al librecomercio, que es lo que está pasando en occidente desde 1973.
Es necesaria la refundación de la Democracia como el gobierno del pueblo, por y para el pueblo, no como funciona
ahora, una oligarquía de partidos donde únicamente trepan sin mérito para robar
dinero público siempre que pueden con la ventaja de tener secuestrado el poder
judicial.
El capitalismo rentista y parasitario de la economía FIRE (en oposición al capitalismo industrial productivo) se ha sustentado como
un enemigo de la verdadera Democracia. No se quiere decir aquí que no existan bancos, ni finanzas, pero sí se debe disminuir el peso financiero sobre la sociedad, pues así se conseguiría una economía capitalista más saneada, sin tantas crisis financieras y más optimizada a la capitalización productiva. La desregulación financiera consiguió el empoderamiento del financierismo o banquerismo, que ha erosionado toda nuestra economía hasta llevarla a un estado deplorable, mientras la "fábrica del mundo" la controlan dictadores despiadados que no dudarán en destruir nuestro sistema de libertades. El capitalismo neoliberal quiere imponer sus propias reglas,
privatizar toda actividad económica para lucro de unos cuantos y hacer y
deshacer en política como buenos infiltrados mediante chantajes colusorios o
favores entre políticos y falsos capitalistas. Es por ello, que la estructura del
estado fundamentada en partidos políticos, aparte de inoperante y anacrónica,
es perjudicial para la mayoría de los ciudadanos. Es así como debemos hacer una
revolución pacífica para derrocar y destruir a los partidos políticos como
cómplices y hacedores de todo tipo de malignidades desde el Estado para
favorecer únicamente a la plutocracia y a grupos de presión (prensa, …) y sustituir a los políticos por tecnócratas que sean hombres de empresa, y así conducir el Estado por la vía de la operancia y no del chanchulleo y del mentirismo. El
Estado se merece una limpieza de toda clase de energúmenos que engrosan las
listas de políticos para robar sin que nadie les haga frente. El hartazgo del
pueblo es manifiesto, pero parece ser que nadie idea ninguna solución a este
grave problema disfuncional. Es hora de cambiar el chip y reconocer que otro
tipo de democracia se puede establecer, que solo es aquella que represente
soberanamente al pueblo y no a ningún presidente de gobierno ni monarca que están ahí para
representar su alzamiento de riqueza, como ocurrió con el ex rey Juan Carlos, ejemplo de lo que no se debe hacer.
https://liberalismo-org.blogspot.com/2020/12/proyecto-democracia-real-temblad.html
Este proyecto puede parecer utópico. Posiblemente sea factible en algunos decenios, pero lo que sí debería fomentarse en una democracia representativa ahora mismo es fundamentalmente:
- Políticos no elegidos mediante el partido, sino que fuesen entrevistados mediante tribunales, para que gobernasen los más aptos, los mejores y los que realmente sepan resolver problemas en el Estado (tecnocracia en la Democracia).
- Separación de poderes efectiva. Los jueces deben ser elegidos por tribunales judiciales y no por ningún partido político.
- Concebir el estado como una empresa y no crear divisiones entre la población con partidos como actualmente que generan odios por nacionalismos exacerbados, idiomas autonómicos que tienen primacía sobre el del Estado, leyes cambiantes cortoplacistas que infunden pánico a los inversores (huertos solares), leyes que favorecen a la delincuencia y a los ocupas, leyes que discriminan a los heterosexuales, etc. Un Estado debe dirigirse por personas y deben superar controles de calidad que hoy en día no pueden ejercer los partidos por elegir más a una persona que "vende votos" (imagen mercadotécnica) que aquella que es más apta para el gobierno.
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