sábado, 28 de junio de 2014

Restaurar el dinero con respaldo en un patrón ¿sería la solución? Muy costosa para la banca y no habría paridad...


Richard Nixon tuvo la determinación de seguir los consejos de Milton Friedman y abandonó el cambio patrón oro en 1971, rompiendo los acuerdos de Bretton Woods. Se debió a varias causas, como son:

  • Los excesivos gastos de la guerra de Vietnam.
  • La insistencia de Francia en conocer las reservas de oro de la FED.
El sistema monetario ha colapsado desde 2007. Era de esperar. La política monetaria de la banca central no puede eternamente generar masa monetaria, de cualquier forma y sin ajustar el tipo de interés real de cambio del banco central. Los ajustes no están acompasados al mercado y se realizan mediante las cábalas del Gobernador del Banco Central.

Éste es el reloj de la deuda nacional de EEUU, donde se ve la enorme cantidad de deuda pública de dicho Estado:



Y ésta es la gráfica de la deuda pública norteamericana desde 1940 hasta 2010. Hoy en día sigue subiendo...



El sistema monetarista comenzó cuando el billete americano se transformó en moneda fiduciaria, sin respaldo. Algunos creen que éste es el problema de la economía y se equivocan. El patrón oro (puro) ha sido utilizado muy poco en la historia económica, entre 1879 y 1914. 


El hecho de no estar respaldadas las monedas actuales emitidas por la banca central, significa que la masa monetaria puede contraerse o expandirse posibilitando el ajuste del ahorro y la inversión. Ésa era la teoría monetarista que ha funcionado desde 1973. Y de hecho, está en lo correcto, pues el oro no puede respaldar una divisa cuando más del 85 % del dinero creado lo hacen los bancos privados mediante el multiplicador a través del coeficiente de caja al emitirse préstamos. No hay patrón oro que se asiente en tal cantidad de dinero creado, pues como mucho, el 15 % del dinero lo emite el Banco Central.


Sin embargo, el fallo garrafal se cometió a partir de 2001 cuando la laxitud en el tipo de interés de la FED llegó a valores muy por debajo de los requeridos para que el sistema financiero no hiciera trampas. Dichos errores fueron debidos a la avaricia de los directivos y propietarios bancarios en saltarse los protocolos de concesión de créditos, no examinar correctamente los ratios de solvencia de los clientes y conceder hipotecas de forma alocada. Y esto lo llevaron a cabo tiburones financieros alejados de la praxis de los grandes propietarios bancarios y directivos de alto nivel.


Ahora mismo no puede funcionar una política monetaria de la banca central pues los tipos rozan el cero y no hay margen de maniobra. A eso se conoce como trampa de liquidez.


Una solución dolorosa para la banca sería establecer nuevamente un tipo de sistema de patrón de cambio o convertibilidad del dinero para sustentar la masa monetaria. Los bancos no van a estar muy conformes con este sistema pues significaría que un porcentaje del dinero en circulación realmente no existe, pues fue obtenido de la nada desde 1971. Eso significaría quemar dinero y riqueza, y nadie en su sano juicio lo llevaría a cabo, salvo algún elemento de la Escuela Austriaca de economía.


Este "sistema de quita" (eliminar masa monetaria sobrante, que es realmente dinero-deuda) podría proporcionar el ajuste de una economía mundial que se ha vuelto un casino, a otro tipo de economía basada en la producción real de bienes y servicios y en el equilibrio financiero de ciudadanos, empresas y el Estado. ¿Pero de dónde se quita y a quién? Eso serían ideas comunistas que son las que pretenden llevar a cabo los praxeológicos de la Escuela Austríaca...


El sistema cambio - oro funcionó desde 1944 a 1971 y la economía mundial sufrió una gran expansión sin observarse apenas crisis económicas en ningún país de occidente. Desde 1971 solo hemos conocido crisis y períodos breves de auge. En España se vivió entre 1998 y 2008 en un espejismo ilusorio. Sin embargo, no fue el patrón cambio - oro el que ayudó a que la Etapa Dorada fuera la mejor experimentacion social del capitalismo productivo, sino que el capitalismo financiero y rentista no se había expandido tanto en ese período.


No obstante, cabe recalcar que, si bien el período glorioso del Estado del Bienestar, la edad dorada del capitalismo fue el mejor período de la historia para las clases trabajadora y media, cabría matizarse que un patrón monetario no asegura que el dinero se imprima con paridad. Es sumamente complicado controlar la emisión del dinero sin un control férreo sobre la emisión del dinero físico (en billetes), dado que el gobierno de turno puede decidir a través del mecanismo de banca central realmente controlado por el Estado y asesorado por banqueros y técnicos, imprimir más billetes que los que respalda un patrón metálico. Y todavía es aún más difícil de controlar conociendo que el porcentaje de dinero bancario oscila entre el 85 y el 90 %. Dicho dinero es el que proviene de los depósitos bancarios de los clientes donde nace en una operación de crédito o préstamo, gracias al coeficiente de caja o multiplicador bancario regulado por el banco central correspondiente. Por lo tanto, alcanzar la paridad entre el dinero total (físico-billetes y bancario-deuda) con un patrón metálico es algo sensiblemente difícil, como puede imaginarse con estos pequeños datos. Es por ello que el monetarismo ha sido un acierto en la política económica de las naciones con el dólar como moneda de cambio preponderante.