viernes, 5 de noviembre de 2021

Destitución del modelo capitalista neoliberal rentista parasitario y del PCCh. Construcción de la verdadera Democracia.

El modelo capitalista actual basado en la economía rentista y parasitaria es un sistema fallido. La clase media, preponderante en la Edad de Oro del Capitalismo (social), se ha visto defenestrada por políticas favorecedoras de la plutocracia desde 1973, año en que se abandonó el espíritu económico del Estado del Bienestar con la excusa de la estanflación, cuando la realidad fue el embate de la OPEP cuadruplicando el precio del petróleo y realizando embargo a varios países occidentales, lo que supuso una drástica subida de precios que llevó a ese estadio inesperado de bajo crecimiento y alta inflación.

Desde entonces, la plutocracia irrumpió a través de economistas bien pagados a sembrar la misma miseria ética, moral y pseudocientífica de que el Estado era el problema al haber permanecido unos años interviniendo en economía y haber logrado en ese tiempo aumentar la riqueza de las naciones occidentales y el PIB mundial a un ritmo de un 5 % anual, doblando el bienestar económico de las personas cada 20 años, cuando en épocas óptimas anteriores se había logrado en 50.

El capitalismo neoliberal es un fraude ante la mayoría de las personas. Ha posibilitado el desempleo masivo en muchos lugares del mundo y en algunos ha sido un problema insostenible. Por ejemplo, en España han existido picos en los ’90 del siglo pasado de más del 22 % de desempleo, mientras que entre 2012 - 2013 se llegó a un 26 % largo. En esas condiciones se ha logrado arrinconar y arruinar a la clase media y a la trabajadora.

La macroeconomía que antiguamente se había orientado al pleno empleo ya no lo hace. Se persigue el beneficio de sectores parasitarios y especulativos, como bien se describe en la economía FIRE de USA (Financial, Insurance and Real Estate).

Mucha actividad manufacturera se ha deslocalizado a otros países, en especial a China, un país peligroso con una cruenta dictadura de partido único que no respeta derechos humanos ni tratados internacionales y que intenta erigirse como primera potencia mundial para exportar su sistema de esclavitud a nivel mundial con la ayuda de los plutócratas occidentales que han deslocalizado la producción en un ánimo de lucro en sectores esclavistas que han conducido a un fuerte desempleo en occidente y también a una copia de know how por parte de estos irresponsables “grandes” empresarios que han cedido al chantaje chino.

Hay que desmantelar y desmontar el neoliberalismo y todas las escuelas liberales ultras que preconizan el libremercado (fundamentalmente en lo referente al librecomerdcio sin aranceles para occidente pero sí para China), pues son estas estultas ideas las que han propiciado que hoy en día China sea el paradigma a seguir a nivel mundial, la esclavitud, la no existencia de derechos humanos y la plenipotencia de un partido dictador que pretende dominar el mundo como es el PCCh. Y esto ha sido posible gracias a la ingente entrada de capitales extranjeros inversores y al robo de propiedad y también al dumping industrial chino, que todos conocemos. Si bien China se ha capitalizado y ha crecido enormemente, es hora de frenar al gigante asiático pues es impulsado por un régimen fascista (con estandarte de "partido comunista") que no respeta ni la propiedad privada (robo al millonario Jack Ma) ni a sus ciudadanos, ni tampoco los tratados de comercio, ejerciendo un fuerte proteccionismo, frente a la ideología de los idiotas neoliberales de occidente para arruinarnos progresivamente.

Debemos adoptar un nuevo modelo de democracia donde el poder resida en el pueblo y no en políticos corruptos colusionados con el poder económico. Para ello debemos ser inteligentes y lograr la democracia sin partidos políticos, es decir, con políticos independientes (tecnócratas de mérito), controlados y evaluados por su buen hacer y que sean sorteados para conseguir reducir la corrupción al mínimo. De esta forma hallaremos un camino de prosperidad cuando el pueblo sea libre de tomar las decisiones, cesando a los políticos que realizan malas acciones contra el pueblo o cometan delitos. Poseemos ahora tecnología para ello. El Estado debe gobernarse como una empresa, por técnicos, por gente que sepan resolver los problemas y sea aséptico a los electores, que es lo que hacen los "partidos políticos" tradicionales. Necesitamos orden, ley, Estado y Democracia de verdad, capitaneada por personas de mérito (no todo el mundo vale para político por meterse desde chaval a un partido y ser elegido porque cae bien...)

Tenemos una gran oportunidad para mejorar la sociedad. Debemos erradicar falsas ideas que únicamente intentan empoderar a la élite económica y al mismo tiempo, debemos derrotar y derrocar al PCCh, como enemigo de la humanidad, en cuanto intenta atacar nuestro precario sistema de libertades.

Los plutócratas advenedizos están del lado de China, porque les supone más ganancias a la hora de pagar menores costes salariales y, además, han observado que un sistema de férreo control social es bueno para sus intereses de mantenerse en el poder económico no cediendo ante la presión de una sociedad cabreada y hastiada de un sistema capitalista parasitario y rentista fallido y nocivo para la mayoría de la población. Han observado que China mantiene a ralla a su población y eso no les ha parecido mal a los grandes capitalistas hasta tal punto que intentan por todos los medios buscar un sistema totalitario, donde ellos, junto con sus amigos los "comunistas" del buró chino, estén unidos importándoles un bledo que no existan libertades ni estado de derecho en occidente. Esto representa un grave peligro sobre nuestros maltrechos sistemas políticos.

Es por ello que necesitamos luchar en dos frentes concretos:

  •          La eliminación de las doctrinas liberales turbocapitalistas, por ser contrarias a la sociedad capitalista productiva donde la clase media sea la empoderada y tractora. Con estas ideas se consiente que la plutocracia se distancie, cada vez más, de las demás clases pauperizadas, construyendo una verdadera Aristocracia meritocrática que empodere a la clase media como tractora de la sociedad de consumo, tal y como se hacía en el sistema fordista. Con la excusa del libre mercado se vende la idea de que el mercado es el que tiene la voz cantante, cuando todos sabemos que, primeramente, somos ciudadanos, y luego compradores y vendedores, y que si la inmensa mayoría de ciudadanos no son libres (empleo precario, imposibilidad de poseer casa en propiedad, salarios impropios, desempleo abismal, jubilación en el aire, impuestos pagados por la clase media trabajadora pero evasión y ocultación de la fortuna de los ricos en paraísos fiscales, autónomos precarizados, etc.), entonces, ninguna libertad de mercado va a mejorar su situación. Muy al contrario, la va a empeorar, pues el rico será más rico, y el pobre, más pobre.

  •          Perseguir la destrucción del modelo del PCCh por ser una amenaza a todos los ciudadanos medianamente libres que cohabitamos este mundo.

Además, nuestro objetivo es conseguir la democracia, el gobierno del pueblo de verdad, con políticos independientes de partidos, con jueces no elegidos por ningún político, y poseer el control de lo que hacen estos políticos.

Nuestra misión es ardua, pero no es utópica. Las tesis liberales clásicas del laissez faire fueron desvirtuadas por la mayoría de académicos y políticos después del crack del ’29. El hecho de que haya algunos palurdos que estuvieron “predicando” nuevamente sobre estas ideas poniendo siempre como ejemplo al comunismo (pero censurando férreamente el Estado del Bienestar de 1944 a 1973), no quita que, en la actualidad, una radicalización de estas ideas intente destruir nuestro modelo en pro de que la oligarquía depredadora se apodere cada vez más de los gobiernos y seamos unos esclavos de los plutócratas a través de estos bufones bien pagados.

De la misma forma, el gobierno chino comunista puede caer. Ya lo hizo la URSS.

Y respecto a la democracia que se plantea, significa una mejora sustancial de la actual mierdocracia demagógica que padecemos la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo donde dicen que hay “democracia”. Sin separación de poderes, sin independencia judicial padecemos una democracia falsa como la actual, que es, en realidad una demagogia.

Conseguiremos nuestros propósitos porque son nobles y viviremos íntegramente para su consecución como un plan maestro para la mejora de la vida de la mayor parte de la gente del mundo.

Se concluye que la verdadera libertad es la del ciudadano y no la de ningún mercado, pues eso implica que hay actores que pesan más en esa sociedad, por tener mayor propiedad, por disponer de empresas. En esas condiciones los demás no pueden competir en igualdad de condiciones para lograr la prosperidad, por lo que se trata de una falsa libertad, es decir, es una libertad restringida a unos cuantos. El único capitalismo que puede funcionar es aquél en el que el Estado interviene y donde los políticos son controlados por el pueblo directamente y en todo momento. ¿Cuándo llegaremos a ese estadio de prosperidad del ciudadano medio? Si imaginamos ese escenario, es que lo podremos alcanzar. Tenemos herramientas para ello.

sábado, 17 de abril de 2021

La tiranía de los plutócratas y los países enemigos de la democracia

En el ansia humana siempre han existido dos malignidades supremas: el poder para mandar a otros y someterlos a sus caprichosos dictados y el amasar dinero a costa de robárselo a los demás.

Durante la historia del hombre, siempre han aparecido personajes de todo tipo que han pretendido conseguir esos innobles actos para envilecerse a costa de intentar dominar a otros seres humanos a través de la política.

Después de la Revolución Francesa pareció que los ideales de libertad, igualdad y fraternidad podrían confluir en un sistema donde el gobierno fuera por y para el pueblo. Sin embargo, no fue así, pues la nueva clase social emergente, la burguesía, fue la que pasó a tomar control sobre los países y la que ideológicamente realizó las subsiguientes revoluciones liberales a lo largo del siglo XIX, que supusieron gobiernos supuestamente más democráticos, cuando el interés era mantener la preponderancia de gobiernos plutócratas que favorecieran sus ansias económicas frente a los de los demás. Para ello, se basaron en economistas que destronaron el mercantilismo de los reyes absolutistas en un liberalismo económico que tendiera a enriquecer más a los que ya eran ricos.

Tras la observación de esta situación político-económica, donde las promesas de libertad frente a la opresión del Antiguo Régimen eran vanas, y solo había significado el cambio de poder de la nobleza por la burguesía, algunos autores criticaron el sistema político-económico de una forma burda y siniestra. En este contexto surgen ideologías extremistas nefastas como el socialismo marxista y el anarcomarxismo. A nadie se le ocurrió que la soberanía de un Estado reside en el pueblo, que es lo que define realmente la Democracia, y no en un partido único que asume todo el poder de forma dictatorial en nombre del pueblo para someterlo (socialismo marxista), o en la abolición de los estados para poder conseguir la “libertad” (anarcomarxismo).

Las democracias adulteradas gobernaron el siglo XIX con la falsa apariencia de que existía libertad de voto (en principio censitario) cuando en realidad existían turnos pacíficos de poder bipartidista como existió en España tras la restauración borbónica desde 1875 entre Cánovas del Castillo y Sagasta o en Alemania con Bismarck, como ejemplos de manipulación del poder sobre la población para que no triunfaran ideas extremistas, pero también, para que no se pudiera dar ningún tipo de democracia real en la que la voluntad del pueblo decidiese.

Parecía que tras el desmantelamiento del sistema de monarquías autoritarias después de la I Guerra Mundial, el mundo podría conocer otras formas de gobierno donde el pueblo participara de verdad. Sin embargo, no fue así en muchos países.

En occidente, tras la gran depresión después del crack de 1929, se tomaron medidas intervencionistas en los gobiernos para paliar los efectos de la “mano invisible” de los mercados del liberalismo laissez-fairista. Fue el origen del capitalismo social, que tras la II Guerra Mundial dio origen a un sistema que articulaba el Estado como un ente que debe intervenir en la economía para paliar los efectos de los mercados y redistribuir las rentas para conseguir el bienestar y la libertad económica no solo para unos cuantos. Este sistema funcionó en base a que se sentaron las bases del Estado del Bienestar: enseñanza pública universal, seguridad social, pensiones, cotización por desempleo, ... En el área macroeconómica, se orientó el estado a maximizar el empleo, favoreciendo la sociedad de consumo y elevando el nivel de vida de las clases populares y donde la clase media alcanzó las más altas cotas de bienestar que, después de 60 años vemos como han desaparecido todas esas conquistas sociales conseguidas en base a sangre, sudor y lágrimas. Esto es así porque tras la irrupción del neoliberalismo en 1973 con el experimento en Chile de los Chicago Boys apadrinados por Friedman y Hayek y financiados por Rockefeller desde la universidad, donde se creó en Chile una dictadura autoritaria, liberal solo en lo económico, es decir, favoreciendo a las castas más ricas del país, la plutocracia tomó el control e intentó desvirtuar el papel del Estado en todo el mundo occidental. Desde entonces la clase media y trabajadora no ha hecho más que mermar económicamente por la avaricia de la plutocracia y eso es contrastable con todo tipo de estadísticas comparativas respecto al Estado del Bienestar frente al nefasto Estado Neoliberal actual. 

Después de la extinción de la URSS en 1991 parecía que el mundo tenía solo un modelo, pero comenzaron a erguirse enemigos, no ya del sistema neoliberal, sino de la pseudodemocracia que existe en occidente.

Rusia aupó a un desconocido exagente de la KGB como presidente, con mucha ambición de poder, de tal forma que, paulatinamente, se ha convertido en un dictador que no admite más poder que el suyo en su país, asesinando bajo su orden a periodistas, opositores políticos y a todo ciudadano que está intentando ser una alternativa a su mandato. Rusia es un peligro grande para la humanidad en cuanto que su presidente es un psicópata megalómano engreído todavía en la grandeza de la URSS y queriendo obtener tajada de sus antiguos territorios robados bajo el régimen comunista. Es por ello que no ceja en el empeño de intentar buscar la debilidad de occidente para anexionarse nuevas Crimeas en su delirio imperialista. Al nuevo zar, aparte de asesino, no le importaría apretar el botón nuclear, porque según sus pensamientos infantiloides, “los rusos irían al cielo”.

China es otro nuevo experimento de tipo capitalista-comunista. Con Mao estaban sus ciudadanos muertos de hambre, gracias a sus delirantes políticas propias de un demente. En 1970 la mayoría de chinos no tenían ni para una bicicleta. Ahora son la fábrica del mundo. ¿Cómo ha sucedido esto?

Richard Nixon en 1972 era muy reticente a abrir las relaciones diplomáticas con China. Sin embargo, fue a China a restablecerlas intentando dar la imagen como títere de los plutócratas. Para rematar la faena, se encargó el “rey del mundo”, David Rockefeller quien acudió a China en 1973, se entrevistó con Mao y de ahí surgió el negocio de introducir al entonces Chase Manhattan Bank en China, primer banco del mundo al que se le permitió gracias al “peloteo” interesado. Al volver del viaje “de placer”, ya testificó en el New York Times sus deseos de un futuro orwelliano de tipo autoritario donde los ricos pudieran estar en cualquier lado sin temer a una revolución, que ellos controlaban: «Independientemente de su precio, la Revolución China ha tenido un éxito evidente no sólo a la hora de crear una administración más eficaz y entregada, sino también a la hora de fomentar una moral alta y un propósito común […] el experimento social llevado a cabo en China bajo el mandato del presidente Mao es uno de los éxitos más importantes de la historia de la humanidad».

David Rockefeller no quiso favorecer a los ciudadanos chinos, solo veía su propio negocio y la forma en que los chinos estaban sumidos en una esclavitud tipo feudal, mientras por entonces los ricos pagaban muchos impuestos (gracias a la eficiente fiscalidad progresiva del Estado del Bienestar) y no era justo que los “pobres millonarios heredados” fueran a tener que soportar una merma en sus ingresos y rentas parasitarias por culpa de gobernantes justos y responsables tal como se había dirigido el mundo entre 1944 y aquel fatídico año de 1973. Era hora de hacer el cambio, y para hacerlo estaban los hombres de paja: Friedman, Hayek y gobernantes nefastos como Reagan y Thatcher, que aplicaron las políticas de la plutocracia para beneficiar exclusivamente a los más ricos, a sus compañías multinacionales y así explotar al obrero y extinguir una clase media que habría permitido continuar el grado de prosperidad del capitalismo social precedente… Los impuestos los deben de pagar los trabajadores y las clases menos acomodadas, según la ideología neoliberal, porque así lo dictó Reagan, rebajando la tasa más alta del IRPF del 70 al 24 % durante sus presidencias, mientras los trabajadores pagarían más, pues de algún sitio hay que obtener impuestos si se les rebaja a los ricos...

Los ricos para eso tienen abogados y están conectados con bancos internacionales que les permite lavar dinero o situarlos en paraísos fiscales donde estén bien custodiados, no vaya a ser que paguen también muchos impuestos proporcionales como el resto de mortales. Ése fue el mensaje oculto que no transfirieron a la opinión pública, pero fue su objetivo real al desmantelar el estado del bienestar: privatizar empresas, meter la idea de que si no tienes dinero ni trabajo es culpa tuya porque no te has esforzado lo suficiente y anular a los gobernantes de occidente bajo el poder de la gran banca y su deuda exponencial desde 1973 como coacción para emprender las políticas que beneficia a la gran plutocracia, ahogando a los Estados para extirparles hasta el último céntimo que procede de los contribuyentes más modestos y trasvasándolos a rentistas explotadores que no hacen nada más que maquinar ideas nefastas contra la humanidad, como el supuesto Nuevo Orden Mundial Orwelliano.

China no se ha vuelto rica por méritos propios. Ha sido una concesión de occidente, no de los Estados, sino realmente de los grandes capitalistas, que han deslocalizado empresas para llevárselas a ese país para obtener mano de obra esclava. El único objetivo de los capitalistas era ganar dinero y beneficiarse a sí mismo. Así funciona el mercado, y así son las leyes del neoliberalismo: yo me enriquezco a tu costa y si no tienes trabajo o dinero, esfuérzate.... Eso no es malo per se, pues lamentablemente siempre que uno gana, muchos otros pierden, no solo a nivel económico-financiero. Lo verdaderamente nefasto es que entregaron su capital, su buen hacer, su know how, sus formas de producción a un gobierno dictador que les impuso una empresa nacional china para tener apoyo. En realidad, lo que quería China era copiar descaradamente a las empresas extranjeras para luego ellos ser capaces de hacer lo mismo y una vez llegado el momento expulsarles del mercado chino. La avaricia siempre tiene un precio a pagar, y por tener beneficios durante algún tiempo, muchas compañías extranjeras afincadas en China van a ver poco a poco, como, después de la transferencia de conocimiento, y el “poder” de China de tener a sus ciudadanos como esclavos, pueden erigir empresas mucho más grandes que las que les “enseñaron” y posteriormente echarlos del mercado por la “libre competencia” de acuerdo a los dictados con trampas del gobierno chino.

Las empresas occidentales que se instalaron en China han provocado otra grave disrupción en nuestros países: nos han dejado sin trabajo, han erigido a China como posible candidato a ser el país más influyente del mundo a nivel económico con una férrea dictadura nazicomunista que solo sueña con dominar el mundo y han debilitado nuestros países a todos los niveles, han permitido que se les robe su propiedad intelectual “por un puñado de dólares”. Realmente EEUU con Nixon no fue el culpable de lo que ha ocurrido con China, sino la intromisión en los diferentes gobiernos de ese país de plutócratas que son los que verdaderamente quieren mover los hilos de la gran república y conminarnos a todo el mundo a ser esclavos de una dictadura mundial orwelliana capitaneada por China.

China es un enemigo suave, que va demostrando sus ansias imperialistas. Quiere asignarse todo el mar que baña costas de otros países. A Filipinas la tiene asediada por eso. Tiene rivalidades con Japón, con Taiwán, con Corea del Sur, con India, domina ya Hong Kong … China, no es que sea un país no fiable, es el verdadero enemigo del progreso social y de libertad de la humanidad. China debe ser confrontada y se debe luchar por eliminar su influencia pues en ello nos va nuestra poca libertad que nos queda.

China está en manos de psicópatas envilecidos y enemigos de su pueblo a través del PCCh (partido nazicomunista chino).

Respecto a Rusia decir que en la etapa moderna desde Pedro el Grande y Catalina han sido un país muy agresivo militarmente, con frecuentes intentos expansionistas y de dominio territorial, las formas de gobierno siempre han sido autoritarias y en perjuicio de los ciudadanos normales, tanto en el zarismo, como en el comunismo soviético y ahora con el putinismo.

Putin es enemigo declarado de occidente y de EEUU en particular. Con Trump ha sido un gran hipócrita pues le ha usado como una marioneta para beneficiarle, y Trump cayó en su trampa. Putin es una persona muy fría pero capaz de realizar una guerra en Ucrania para anexionarse más territorio sin importarle que se desencadene la III Guerra Mundial. Putin es un loco, un narcisista y un ladrón, que ha robado todo que ha querido y más y ahora no permite desocupar el poder, pues con otro gobierno tras una investigación, sabe que podría acabar en la cárcel. Esta persona maneja misiles nucleares, y debería deponérsele de su posición y que fuera a la cárcel de por vida por lo que ha hecho. Tiene los resortes del poder, es un emperador, un zar, un canalla complaciente que se piensa un dios y que cree que su religión hace que tenga que perseguir las demás. Un loco en definitiva con apariencia de niño bueno.

El gran problema al que se enfrenta la entronización de una democracia real con control del pueblo sobre sus gobernantes son fundamentalmente tres:

1) Que el pueblo conozca que existe una alternativa a la pseudodemocracia actual de oligarquías de partidos políticos. Si el pueblo conociera este sistema, seguramente querría conseguirlo en contraposición de esta democracia falsa y que solo beneficia a las castas políticas parasitarias en colusión con la oligarquía económica.

2) Que las naciones que defienden mínimamente la libertad a través de estas falsas democracias busquen la forma de amortiguar los efectos de naciones como Rusia y China, y que tengan leyes para poder poner sanciones, aranceles, trabas de comercio, para debilitarlos y poder conseguir una transición pacífica del poder de estos dos países monstruos, en lugar de un enfrentamiento militar que resultaría en una espiral de violencia difícilmente controlable y que podría desencadenar una gran guerra.

3) Que a las compañías occidentales instaladas en China se les pudiera vetar, multar o atraer a occidente pues el daño económico, político y social que están realizando es superior al beneficio que tenemos la mayoría de personas en los países occidentales. Se debería empezar a rediseñar una nueva OMC donde países como China estuviesen excluidos totalmente del comercio hasta que no cambiasen sus formas políticas de “exterminio y control social” hacia sus ciudadanos. Esa sería la forma de eliminar al partido nazicomunista chino, pues si se logra el total aislamiento de sus exportaciones, el gobierno muere y los ciudadanos chinos serían libres con un gobierno pro-democracia.