La economía no funciona. El hombre cada vez tiene más necesidades gracias al mercado, pero el mercado funciona para unos pocos en un mundo dominado por grandes corporaciones y banqueros. La democracia liberal en occidente es una farsa y algunos añoramos tiempos que no conocimos, como el Estado del Bienestar surgido hace algunos decenios. La economía debe cambiarse para que funcione. Ni el liberalismo ni el socialismo (fascista o comunista) son la solución. Necesitamos DEMOCRACIA de verdad.
jueves, 6 de mayo de 2010
La empresa DS-MAX o como construir un imperio desde la nada. Ideas sobre la actitud y la superación personal en tiempos de crisis.
domingo, 26 de abril de 2009
La verdadera causa del sovietismo y la guerra civil española
La gente normalmente no conoce a menudo la realidad porque ésta no es transferida por los medios de comunicación. Vamos a narrar ahora una pequeña historieta que Uds. pueden juzgar pero que seguramente no pueden llegar a conocer a través de ninguna otra fuente. Ésta es la historia de un personaje de la familia Rothschild, llamado Antonie.
Antonie nació en el seno de una de las familias más acaudaladas de la época en Francia. Desde muy pequeño odió su condición de pertenecer a una familia así. En 1905 en el transcurso de una fiesta de disfraces en el colegio (cogió un pequeño sable de su mansión que estaba colgado en la pared en un blasón en relieve y lo camufló en la cartera y lo escondió), asesinó vilmente a un compañero, cuando tenía unos 6 años mediante una espada, simplemente porque le había llamado vizco tras antes haber tenido él una agria discusión por ser un personaje malvado y perverso. Efectivamente, éste era el complejo del tal personaje y su apariencia física, propia de un demonio.
El supuesto y falso "Cristo" en Nueva York, la gran mentira de Antonie, el anarquismo... Antonie más bien fue un "Marco Antonio" de la época. |
Su familia lo detestaba, porque mientras intentaba generar riqueza su "misión" era hacer la revolución y lo sabían. Los propios Rothschild lo odiaban, pero su mala fama llegó a involucrar a toda su familia, y se llegó a pensar que existía ciertamente un complot de la banca judía para dominar el mundo. Eso es lo que creyó por ejemplo Ford a través de unos estúpidos panfletos llamados los "Protocolos de los Sabios de Sión", pues fue este personaje el que realmente pretendía hacer semejante monstruo llamado Estado Socialista Mundial, la mayor de las locuras jamás concebidas en mente humana, que recuerda la genial obra de Orwell "1984".
Durante la década de 1920 solía llamar a altas horas de la noche a unos colegas millonarios por el teléfono, a los que no apreciaba, y solía coger la mujer, de apellido Getty, sin contestar. Solía hacer este tipo de anormalidades propias de un esquizofrénico por molestar. ¡Ya no era un chaval! Esta mujer adivinó quién le llamaba y se lo dijo a su esposo James. Es otro de los detalles de la historia.
El cine reflejó en su época el peligro del monstruo llamado Antonie a través de una película: King Kong.
Ya Dolores Ibarrarruri amenazó verbalmente en el Congreso a Calvo Sotelo soltando aquello de "serán sus últimas palabras...", cuando Calvo Sotelo también es verdad que afirmó una defensa de un Estado que restaurase la Autoridad y el Orden, pues la República significó la exaltación de ideas extremistas, asesinatos políticos por ambos bandos ideológicos, y donde el Conde de Romanones permaneció ausente pues su política neutral promonárquica y liberal ya no tenía cabida en tal escenario caótico de convulsión social.
Antonie, el judío que se creyó Cristo, el mayor destructor del siglo XX |
Una poesía quevedesca alejandrina, para rematar:
Érase una vez un pobre rico enamorado
¿Que cómo acabó Antonie? Asesinó a su madre, y fue condenado a cadena perpetua, suicidándose en 1949 en EEUU después de poco tiempo en el penal de Ocaña (Toledo), pues fue extraditado a ese país ya que hubo una investigación posterior: cometió el crimen años antes y finalmente se encontraron pruebas incriminatorias. Antonie mató a su madre con un atizador metálico de la chimenea de su casa aproximadamente en marzo de 1933, justo antes de partir para España adonde llegó en octubre de ese mismo año.
Ocurrió justo en los años en los que se implantó el comunismo en muchos países y fueron derrocadas nuevas monarquías en Europa después de la rápida expansión del bloque comunista.
Y así es como acabó la URSS:
domingo, 29 de marzo de 2009
Las contradicciones y mentiras de la Biblia
sábado, 13 de diciembre de 2008
La mejora del Estado, el coste de la burocracia y el de mantener funcionarios
El personal "funcionario" INTERINO y LABORAL es muy temeroso que triunfen algún día ideales liberales y democráticas de verdad. Saben que en ese ambiente no iban a encajar en un modelo basado en los méritos, en la competencia y en el triunfo de los mejores. Ellos están ahí en su mayor parte debido a sus contactos político - sindicales. Luego presumen de haberse sacado unas brillantes oposiciones (cosa que es falso pues los interinos y laborales no son funcionarios), pero a la hora de la verdad, al observarlos, enseguida el resto de mortales nos damos cuenta que no tienen muchas veces ni cualidades, ni ética, ni capacidad para encajar en un puesto al que han llegado no por su valía sino por la puerta trasera del amiguismo.
¿Cómo se llega ahí? Con la dedocracia.
Muchas veces se discute que el personal trabajador en empresas privadas también a menudo entra por ‘enchufe’. Pero la gente no se percata de la sutil diferencia que existe entre un "funcionario enchufado" (por el político o sindicato de turno) cuyo sueldo depende del erario, es decir, de lo que contribuimos los ciudadanos mediante impuestos, tributos y que un trabajador de una empresa privada depende de un capital privado. El coste efectivo de un trabajador en una empresa privada lo asumen unos pocos, los dueños de la empresa, mientras que un funcionario es pagado por los ciudadanos, porque el Estado no invierte ni un céntimo, todo lo obtiene de los contribuyentes.
No es admisible que existan concursos - oposición para acceder a un puesto, cuando todos sabemos quiénes son los que realmente ocupan las plazas, primero porque para cubrirlas sin ser funcionarios, antes entran por la puerta falsa del amiguismo, permanecen ahí por tiempo inmemorial y da igual que sean funcionarios o personal ‘laboral’ pues nadie les echa. Lo lamentable no es solo que estas personas se jactan de la ciudadanía, gozan de horarios, privilegios y prerrogativas financiados por todos, a costa de ejercer un servicio, un trabajo generalmente ineficiente debido a los beneficios obtenidos desde un puesto ‘fijo’, para toda la vida, donde no tienen un jefe real que les reprenda cuando sucede algo, pues son los jefes, generalmente, los que más incumplen sus cometidos.
El coste del sistema para los ciudadanos es muy alto: mantenemos puestos ineficientes dentro de una burocracia cada vez mayor. Casi todo lo público no puede ser eficiente por su comportamiento monopolístico e incompetente intrínsecos. Sin embargo, las carreteras, la policía, son ejemplos de entes que no pueden privatizarse, pues de hacerse, se harían con el principio de máxima utilidad y entonces, se degradaría el servicio. Las carreteras porque no interesaría mejorarlas muchas veces por los costes privados a asumir, y la policía porque de ser privada en varias compañías, el nº de efectivos de las mismas, debería multiplicarse por la cantidad de empresas que entrarían en esa privatización.
Entonces, si la mayor parte de la población somos conscientes de este derroche y podemos luchar para conseguir que esto no suceda, ¿por qué mantenemos a una serie de incompetentes con unos puestos que nos gravan directamente de nuestros bolsillos para que encima se jacten de una labor ‘indecente’? Estos puestos los ponen los políticos y sindicatos y se debería controlar quiénes entran ahí. La cosa pública debería controlarse, pues entonces, se está jugando con el pueblo.
Debemos ir con miras a cambiar la sociedad, a llegar a controlar a esa gente enchufada por los partidos y sindicatos y tener capacidad de echar a la calle y no consentir que a través de una burocracia excesiva que no debería existir, se mantengan puestos de trabajo que sirven para cargar a los contribuyentes cada vez más de sus rentas. Cada cual debe procurar ser lo más competente y eficiente en su trabajo pero las propias características de un puesto funcionarial "enchufeitor" hacen que a largo plazo actúen sin interés en ejecutarlo correctamente. Es inaudito que 'gentuza' (funcionarios cara al público riéndose de los ciudadanos, que haberlos haylos) sin mérito ocupen puestos de trabajo de esa manera. Todo el mundo lo sabe, pero nadie hace nada para que eso cambie. Todos los políticos y sindicatos en esto son cómplices, pues cada organización tiene su escala de poder y meten a su gente...
Tenemos más funcionarios que en Alemania y es que este país no puede funcionar así, pero no hay valentía política para hacer el cambio definitivo: control de todo personal no funcionario (personal y eventual) de tal forma que llegue cada uno a su puesto gracias a su mérito y no a su amiguismo político.
Es inadmisible conocer personas en ayuntamientos y en entidades estatales que son meros parásitos que ni siquiera son capaces de sacarse una oposición para permanecer en su puesto. Esa gente inútil debería estar en la calle. Y si no está, es porque nuestro país es un verdadero sitio de gente incompetente, gracias a la mala función político - sindical. No es de extrañar que estemos donde estamos.
Los funcionarios son puestos para toda la vida. ¿El Estado necesita estar continuamente aumentando puestos en la administración? ¿Una empresa siempre necesita aumentar el número de empleados? Claro que no, porque una empresa funciona en base a optimizar recursos para obtener beneficio. Y un Estado que se configurase como una empresa, tendría a sus ciudadanos como "accionistas". Entonces, si se aumenta el nº de funcionarios de forma alocada, se están gastando recursos inútilmente a costa de mantener a personal que, muchas veces, entran por contactos políticos y sindicales, y son las personas que trabajan en la empresa privada y los empresarios los que tienen que pagar el sobrecoste de un estado cargado de inutilidades e improductividades.
A veces no es cuestión de disminuir los impuestos sino eliminar funcionarios, parásitos, chiringuitos empresariales para meter a políticos, clientelismos basados en el apoyo de los políticos por tener unos pocos los estómagos agradecidos. Y por otra parte, los impuestos deben pagarse proporcionalmente y que sean los más adinerados los que más paguen de forma progresiva como se hacía en EEUU en tiempos de la Administración Eisenhower, donde, además de pagar altos impuestos, se redujo el déficit público ocasionado por la II GM, y que se tienda a eliminar impuestos indirectos que gravan a todos por igual perjudicando las rentas menos favorecidas. Por tanto, el Estado ES NECESARIO. Lo que se necesita es optimizar un Estado eliminando desperdicios económicos, la corrupción sistemática de partidos políticos, blanqueos de capitales, chiringuitos de los políticos para darse un puesto, coches públicos, concursos de obras llevadas a cabo por la formación política del ayuntamiento o gobierno regional de turno, etc.
Un funcionario NUNCA debería existir en el Estado para toda la vida. Debería asegurarse que su función es útil y en caso contrario, que fuera despedido como en la empresa privada.
Cuantos más funcionarios tenga un Estado mayores son los recursos que las personas que trabajamos en la empresa privada debemos de aportar para mantener el hiperestado socialista despilfarrador. Por tanto, en una Democracia de verdad, el pueblo sometería su voluntad para limitar los puestos creados para mantener a ciertos parásitos contentos y de esta forma optimizaría los recursos para mejorar el trabajo de todos, pues existe una teoría que dice que la inexistencia de un funcionario, crea 3 puestos de trabajo, porque a ese funcionario hay que pagarle un sueldo de los que verdaderamente trabajan en la economía productiva. Y al funcionario no le paga el gobierno sino los ciudadanos.